Programa Derechos Humanos, Memoria y Futuros


Programa Derechos Humanos, Memoria y Futuros

¿Por qué el Centro Cultural de España defiende y promociona los derechos humanos?

Los Derechos Humanos han estado siempre presentes en la Cooperación Española. Aparecen entre los principios y objetivos marcados en la Ley 1/2023, de 20 de febrero, de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, al concebir el desarrollo con un enfoque basado en la protección de los derechos humanos, la promoción de la democracia, las libertades fundamentales y el Estado de Derecho.

Los derechos humanos, y en concreto los derechos culturales, están directamente vinculados al desarrollo. Y también está directamente vinculado al desarrollo económico y social, el desarrollo cultural, entendiéndolo como el conjunto de actividades culturales, artísticas, creativas –novedosas o folklóricas–.

La protección de los derechos humanos y culturales requiere de la elaboración y aplicación de políticas proactivas de igualdad de oportunidades que los garanticen. Existe un gran consenso alrededor de que muchos de los derechos emergentes, o bien son derechos culturales (participación, creación), o bien tienen una dimensión cultural (expresión, memoria, asociación, conciencia… ).

En esta coyuntura es imprescindible situar las políticas culturales en el marco de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible como expresión de un acuerdo internacional para transformar nuestro mundo. Así mismo, el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”. Este artículo se complementa, en nuestra apuesta por la cultura, con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cuyo artículo 27 señala que “en los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a las personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho que les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su propio idioma”, y con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, cuyo artículo 15.1. a) reconoce el “derecho de toda persona a participar en la vida cultural.”

¿Qué entendemos desde el CCEJS por participar en la vida cultural?

Los derechos culturales son derechos humanos que hacen referencia a la diversidad cultural y el derecho de las personas a participar de la cultura. Si bien los derechos culturales forman parte de los derechos humanos, que son universales, indisociables e interdependientes, su análisis y su puesta en práctica ha sido muy limitada. El debate sobre los derechos culturales es hoy de gran trascendencia, girando en torno al derecho de participar en la vida cultural. Esto requiere que las políticas culturales garanticen, entre otras, las siguientes, dimensiones de este derecho:

  • Actuar libremente en la vida cultural del propio contexto.
  • Escoger su propia identidad (o identidades) y comunidad cultural de referencia.
  • Ejercer sus prácticas culturales y creativas individual y colectivamente.
  • Expresarse en diferentes lenguajes expresivos.
  • Aportar su creatividad y expresividad artística a la comunidad.
  • Buscar, desarrollar y compartir conocimientos y expresiones culturales con otros.

Creemos que la participación cultural implica conocer y comprender la propia cultura y la de otros por medio de la educación, la información y los procesos comunicativos como canales para ampliar las esferas del conocimiento. La participación es un espacio idóneo para la generación de las capacidades culturales por medio del uso de bienes y servicios culturales, así como para beneficiarse del patrimonio cultural y de las creaciones y expresiones de otros individuos y comunidades.

La Declaración Mundial de Viena sobre Derechos Humanos (1993) dejó claro que no hay derechos humanos más importantes que otros, que todos los derechos humanos son “universales, indivisibles e interdependientes”, dado que todos ellos son pretensiones de dignidad. Los derechos culturales todavía se consideran de algún modo menos obligatorios que los derechos civiles y políticos, o se interpretan como objetivos en lugar de como derechos individuales directamente aplicables. Sin embargo, la cultura afecta a todas las áreas de la vida y a menudo es difícil separar los derechos culturales de otros derechos humanos.

¿Y qué entendemos por derechos culturales?

Son derechos relativos a cuestiones como la lengua; la producción cultural y artística; la participación en la cultura; el patrimonio cultural; los derechos de autor; las minorías y el acceso a la cultura, entre otros. Reconocen que la cultura es un factor esencial para la erradicación de la pobreza, la disminución de las desigualdades sociales, la ampliación de las oportunidades de empleo y la reducción de los índices de exclusión social, como parte del proceso de promoción de sociedades más equitativas, con especial atención a las poblaciones indígenas, afrodescendientes, mujeres, niños, personas con discapacidad, adultos mayores, jóvenes, migrantes, comunidad LGTBI….

Además, la participación en el sector cultural y la adopción de los valores culturales ofrecen oportunidades importantes para el progreso de la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer. Por ello, nuestras acciones tienen como finalidad, entre otras, promover la alfabetización cultural y dotar a los jóvenes de las competencias necesarias para vivir en una sociedad pluricultural y diversa, tanto en términos económicos como sociales. Además, la renovación de zonas urbanas y espacios públicos centrada en la cultura ayuda a conservar el tejido social, atraer la inversión y mejorar los beneficios económicos. No cabe duda de que los programas de desarrollo que tienen en cuenta la relación entre la diversidad cultural y la biodiversidad, incluidos los conocimientos tradicionales, garantizan una mayor sostenibilidad ambiental.

Un enfoque en derechos culturales para las políticas culturales permite avanzar hacia una mayor inclusión de las necesidades culturales en el catálogo de necesidades colectivas que debemos de garantizar a la ciudadanía para unos plenos derechos humanos.

¿Qué entendemos en el CCEJS por el derecho a la memoria?

El patrimonio y la memoria forman un componente importante de los derechos culturales.

Un tipo significativo de recursos de patrimonio y memoria abarcan edificios, paisajes culturales u otros lugares que incluyen la historia o la cultura de una comunidad. Pueden ser positivos o negativos -el lugar en el que se firmó la nueva constitución de Paraguay o la sala en la que se torturaron personas-. Lo importante de estos lugares no es su «belleza», sino su significado en la memoria del país.

Para que este derecho se pueda materializar, debe haber una cultura a la que se pueda acceder. Es la protección del patrimonio cultural la que se encarga de que obras de arte, monumentos históricos, tradiciones y otras manifestaciones culturales sigan vigentes durante siglos. Por eso los bienes y servicios culturales deben estar disponibles para que todos puedan disfrutar y beneficiarse de ellos, incluidas las instituciones y los eventos (como bibliotecas, museos, teatros, cines y estadios deportivos), los espacios abiertos compartidos y los bienes culturales intangibles (tales como los idiomas, las costumbres, las creencias y la historia). Esto incluye el derecho al acceso a los lugares de patrimonio o memoria y al empleo de las mejores prácticas y las tecnologías de conservación apropiadas.

¿Qué hacemos desde el CCEJS para la promoción de estos derechos?

Por nuestra parte, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional y para enriquecer los campos de acción y situar la cultura en un espacio significativo de la cooperación internacional, nos hemos comprometido a introducir esta dimensión en nuestra programación cultural. Para ello, nos comprometemos a potenciar y aumentar nuestro apoyo a proyectos culturales que incidan en la cooperación al desarrollo y la lucha contra la pobreza, así como a su financiación, de forma que la cultura se sitúe como un motor de bienestar para los más necesitados.

Nuestras acciones promueven valores que reflejan el respeto a la vida, a la dignidad humana, a la pluriculturalidad, a los principios de justicia y tolerancia, y el rechazo de la violencia como elementos integrantes en la construcción de una cultura de paz que identifique a la región. Además, velamos por que las mujeres y los hombres gocen, en igualdad, del derecho de acceso, participación y contribución a la vida cultural, alentando así a las mujeres y a los hombres a beneficiarse por igual del patrimonio y de la creatividad. Así mismo, promovemos la cooperación cultural Sur-Sur y Norte-Sur, así como el establecimiento de asociaciones de colaboración con la sociedad civil, el sector privado, organizaciones del Sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.

¿Cómo trabajamos en el centro cultural los derechos humanos, los derechos culturales y la memoria?

La meta del desarrollo humano es crear un ambiente adecuado donde las personas tengan opciones y puedan vivir libremente y desarrollar su potencial, porque el desarrollo humano es que las personas sean libres de ser lo que quieran ser. Por eso velamos por que se respete a los grupos minoritarios, exigiendo el fin de la discriminación en política, empleo, educación y otros aspectos de la vida. Esa es la razón por la que prestamos especial atención a los derechos culturales de los grupos vulnerables e indígenas, entre otros, proporcionado oportunidades, tanto para preservar su cultura como para formar su desarrollo cultural y social, incluyendo la relación con el lenguaje, la tierra y los recursos naturales.

Consideramos que el derecho a la cultura es un concepto universal, eso quiere decir que se aplica a todas las personas, con independencia de su origen étnico, de su género, su religión o cualquier otra característica de tipo personal. Eso implica que nadie puede ser discriminado, ni limitado, a la hora de acceder a las diferentes manifestaciones de la cultura. También trabajamos por la diversidad cultural, es decir por la existencia de diferentes manifestaciones culturales, tradiciones y prácticas que deben ser respetadas por igual. Esto incluye el derecho de las personas a acceder y participar de forma activa en la vida cultural de su comunidad, contribuyendo, si así lo desean, al proceso creativo y artístico en cualquier disciplina.

Este es el motivo por el que nuestras acciones y proyectos garantizan la libertad y la diversidad cultural como elemento vertebrador de la persona en su pleno ejercicio de los derechos humanos:

  • Fomentamos la participación de los beneficiarios de nuestras acciones, entendida como consulta y propuesta, en todas las fases de la intervención.
  • Analizamos el contexto, identificando la situación de Paraguay con relación a la vulneración de los DDHH y las capacidades de cada uno de los titulares con relación a poder ejercer su papel para garantizar, proteger y respetar el derecho a la diversidad cultural.
  • Incluimos la categoría “adaptabilidad” de las acciones y los procesos propuestos, con relación a los colectivos o titulares de derechos que participen, respetando las diferentes cosmovisiones, lengua, etc.
  • Identificamos y nos dirigimos a colectivos con una mayor vulneración en el ejercicio de sus derechos.
  • Evitamos situaciones de censura directa o indirecta, fomentando el respeto a todas las expresiones culturales, la circulación de las obras con sistemas de protección ante el abuso de poder y la libertad de creación en relación con las, en ocasiones, marcadas tendencias de corte exclusivamente consumista que se presentan como demandas del “público”.

¿Quiénes son nuestros colaboradores?

Colectivos o comunidades más vulnerables y grupos minoritarios: es importante tener en cuenta a las personas y comunidades que requieren de una protección especial, donde además de los esfuerzos generales se han de tomar en consideración los contextos particulares de estos grupos especialmente vulnerables. De acuerdo con la realidad de cada contexto, el CCEJS establece seis grupos que pueden ser analizados e interpretados en clave local: la infancia, las mujeres, personas con discapacidad, indígenas, personas que viven en la pobreza y comunidad LGTBI. También trabajamos con organizaciones de derechos humanos que protegen y promocionan el patrimonio común y particular, así como la memoria colectiva.

¿Dónde trabajamos?

Desde nuestra sede en la capital irradiamos nuestras acciones culturales hacia el resto del país, con especial incidencia en el de departamento central y en la región chaqueña.

Propuestas del Programa de Derechos humanos, derechos culturales y memoria en el Centro Cultural de España en Paraguay:

-Proyecto de memoria democrática, archivos y sitios de la resistencia y los derechos humanos en Paraguay, con CODEHUPY (derechos humanos y memoria)

-Apoyo al VIII Encuentro de investigación, bajo el lema “Consolidando la ciencia en Paraguay”. (derechos culturales)

– Actividad realizada con la Sociedad científica del Paraguay, en el marco del Club Salazarcitos del Centro Cultural de España, bajo el lema “Mamá quiero ser científic@” para acercar a la infancia al trabajo de las mujeres científicas. (derechos culturales, mujeres e infancia)

-Lanzamiento de una colaboración para la creación de un itinerario guiado y el etiquetado de 100 especies de árboles del Jardín Botánico de Asunción. (derechos culturales y patrimonio natural)

  • Cartografías Líquidas, proyecto de promoción de la protección y conservación de los humedales en Paraguay por medio de la concienciación sobre sus valores ambientales, socioculturales y servicios ecosistémicos. (derechos ambientales y culturales)
  • Colección Museo Josefina y Julián de la Herrería (derechos culturales, patrimonio y memoria)
  • Traviarcado, un programa de formación y autonomía trans, travesti y no binarie, organizado por el colectivo Transitar (derechos humanos y culturales, derechos a la propia identidad y grupos vulnerables)
  • Arandú, es un proyecto para el fomento y salvaguarda de los saberes ancestrales de los artesanos y artesanas indígenas del chaco paraguayo. (derechos culturales, patrimonio inmaterial y grupos vulnerables)
  • Proyecto revitalización del Parque Caballero mediante la acción cultural, convocando a artesanos y emprendedores, con especial foco en vecinas y vecinos de las comunidades y barrios aledañas al Parque. (patrimonio natural, inmaterial, derechos culturales, humanos y ambientales)
  • ArtesanoRape es un proyecto del Centro Cultural de España Juan de Salazar en el marco del programa de apoyo a la creación artística local y la promoción del patrimonio inmaterial. (patrimonio y derechos culturales)

Diciembre 2024

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